Nuestro trabajo en el área de los trastornos de conducta en menores y adolescentes se centra en identificar, evaluar y tratar aquellos comportamientos que interfieren en el bienestar del menor y en su relación con el entorno. Nos enfrentamos a situaciones complejas, donde los jóvenes manifiestan actitudes desafiantes, agresivas o disruptivas, que pueden estar asociadas a diversos factores como problemas emocionales, dificultades familiares, sociales o escolares.
La intervención empieza con una evaluación exhaustiva del entorno familiar, social y educativo del menor, así como un análisis de su historia personal y médica. A partir de esta evaluación, diseñamos un plan de tratamiento personalizado que puede incluir terapia individual, familiar y/o grupal. Nuestro objetivo es proporcionar herramientas que ayuden al menor a manejar sus emociones, mejorar sus habilidades sociales y reducir los comportamientos problemáticos.
También trabajamos estrechamente con las familias y el entorno escolar, ya que la colaboración entre todos los actores es fundamental para lograr cambios sostenibles. Además, hacemos un seguimiento constante para ajustar el tratamiento en función de los avances y dificultades que se presenten, buscando siempre el bienestar integral del menor y su adaptación al entorno.